Deportes

Los últimos clásicos “Para Todos”

por Vito Amalfitano

Pocas veces un Superclásico tan diáfano. Todo a la luz. Sin dudas, sin polémicas, sin opiniones demasiado encontradas. Lo mal que defendió y defiende Boca. Lo aceitado que está River. Los problemas de Gago cada vez que un mediocampo lo apreta un poco. La paliza táctica de Marcelo Gallardo a Guillermo Barros Schelotto. La diferencia de jerarquía entre futbolistas de uno y otro equipo. Jerarquía que se fue construyendo en River a partir del sustento de lo colectivo. Jerarquía que no tiene Boca desde que se fue Riquelme, salvo “la primavera-veranito” de tres partidos de Tevez al final del año pasado. Que River es mejor equipo hoy pero que Boca tiene a favor ese “colchón” de la primera parte del campeonato….

Todo a la luz. Todo a la vista. Será la última vez que sea así absolutamente para todos en televisión abierta gratuita, salvo que en este tema también se retroceda ante el repudio popular, como en tantas otras decisiones en las que se jugó a prueba y error desde hace 17 meses. Lo cierto es que hoy por hoy fue el último domingo de clásicos continuados por televisión abierta y gratuita en Argentina. Porque, por otra promesa no cumplida, se terminó el Fútbol para Todos.

En estos seis meses de transición el fútbol lo financian las empresas que ganaron la licitación para los derechos de televisión, Fox y Turner, porque pusieron 1500 millones de llave para que la continuidad de la competencia sea viable. En realidad fue otra “jugada” el gobierno. Se desligó de un compromiso contraído y consiguió las empresas para pagarlo, pero influenciando en la adjudicación.

Pero otra promesa incumplida es que el presidente de la Nación había dicho en su campaña que el Fútbol para Todos seguiría “pero nunca más con política, porque la política no tiene nada que ver con el fútbol”.

Sin embargo el domingo, en los entretiempos de cada partido, y sobretodo en el Boca – River de 39 puntos de rating, aparecieron largos spots del gobierno nacional, con la palabra incluso de Macri, en muchos casos anunciando obras que ya estaban iniciadas o prácticamente concretadas con la anterior administración. “Se está haciendo lo que se tenía que hacer / para siempre”, dicen.

Esos segundos de publicidad tienen un costo altísimo, que se siguen pagando con los impuestos de todos nosotros. Pero no está mal publicitar los actos de gobierno. Por el contrario, es obligación constitucional. Las partidas de publicidad oficial son obligatorias. Y está bien que se utilicen cuando la audiencia se multiplica, como en un Boca – River. Lástima que no aparecen en la misma proporción, como antes sí ocurría, los avisos sobre dónde llamar por violencia de género, sobre las 19 vacunas gratuitas, el plan Remediar (quizá porque ahora no se puede hablar demasiado de lo que se está recortando), el Progresar… Y que ahora, en lugar de avisos para luchar contra el alcoholismo aparecen spots de marcas de cerveza.

Y lo peor es que lo destinado a esas partidas obligatorias de publicidad oficial, que se seguirá gastando,-y de hecho este fin de semana fue la prueba-, ya no se utilizará para que el fútbol llegue abierto a todos los hogares. La idea revolucionaria de Néstor Kirchner, ejecutada en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, fue usar ese dinero, ya previsto en todos los presupuestos nacionales, para además darle a la gente el “regalo” de la televisación gratuíta de un bien cultural de los argentinos, como es el fútbol.

Mucho dinero de publicidad oficial gastó el gobierno el domingo en los clásicos y lo seguirá gastando después de agosto. Pero ya el fútbol habrá que pagarlo con codificado o “streaming”. Y aunque sea bajo el costo habrá que agregarlo al 500% de aumentos en el agua, a los porcentajes altísimos de subas en el resto de las tarifas, a que la vida en general nos cuesta el doble por la inflación que no se detuvo y los subsidios a transporte y otros servicios que se cortaron (únicamente para los usuarios). En todo el mundo desarrollado se paga el fútbol, te dirán. En todo el mundo desarrollado las tarifas y los servicios esenciales afectan un porcentaje infinitamente menor de los ingresos. Es decir, en el contexto de hoy de Argentina 2017 no pagar el fútbol es un alivio al ahogo del ajuste feroz. Desde agosto/ septiembre próximo el futbolero deberá agregarlo a sus gastos, si puede, o irse otra vez al café. Es de esperar que a esa altura estén todas las escuelas y hospitales que dijeron que se podían hacer si no se “gastara” en el Fútbol para Todos… Aunque los spots oficiales millonarios seguirán apareciendo. Pagados con nuestros impuestos. Pero ya con la pantalla cerrada y el negocio de otros.

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